Finalizó con éxito
(para los amantes del cine independiente), el Marfici, en el que se proyectaron más de 150
films, entre documentales, largos y cortometrajes. Se concentró acertadamente
en el complejo Radio City de nuestra ciudad. Muy bien organizado, con visitas
internacionales como José Luis Torres Leiva; un director chileno joven, de ascendente
carrera, quien asistió como jurado y mostró sus iluminados documentales sobre
la deuda interna de su país (tras la noche de la dictadura), el terremoto de Febrero
de 2010, los barrios aislados y empobrecidos de la maravillosa y cultural
Valparaíso.
Diversos géneros,
como el fútbol, el terror, el rock, el movie road, la Historia y la Literatura,
atrajeron al público poco adepto a este tipo de festivales. No obstante el
público fue escaso para el valor de las obras y el festival. Los más atentos a
las manifestaciones de arte inusual, disfrutó del paso fugaz de obras de Argentina,
Uruguay, Italia, Escocia, Polonia, México, España y USA, fueron aprovechadas
por entendidos y curiosos.
Uruguay, con “El hombre congelado”, fue en mi opinión, una
de las obras más épicas y poéticas antárticas del evento. “Ainu” (España), de
Marcos Pablo Centeno, una gran investigación sobre los pueblos originarios,
aislados en el norte de Japón y Rusia; documental en que no podemos evitar un
paralelismo con nuestra región, como si la ola discriminatoria y exterminadora
contra los pueblos originarios, se hubiese extendido por todo el planeta, entre
fines del siglo XIX y XX.
El festival fue
oportuno para conocer historias y lugares inalcanzables para la mayoría de
nosotros, como el profundo altiplano del Perú, con “Más que Humano” (Argentina)
y “Sigo Siendo” (Perú), ambas de carácter antropológico y etnológico. Por otra
parte, tuvimos la oportunidad de conocer historias de nuestra región, como “El
último pasajero”, que muestra la decadencia de un hotel de lujo de mediados de
siglo XX, y cuyo propietario lucha por mantener en pie con las visitas guiadas
a turistas curiosos.
También hubo un
espacio para la producción local. “El día trajo la oscuridad” de Martín de
Salvo. “Héroe corriente”, que exalta la obra de un excombatiente marplatense
quien dedica su vida a devolver la identidad y dignidad a combatientes no
identificados aún, y que yacen en el cementerio de Darwin.
Antes de concluir
este personal informe, (ya que sólo abarca lo experimentado en persona),
manifiesto que no pretende ser riguroso ni concluyente, pues se trata de la
vivencia de un observador apasionado del cine.
Cada film, fue un
viaje a lo conocido desconocido, y como propone su excelente coordinadora Verónica
Paz, la experiencia de la selección del festival nos inclina a: “asomarnos al
mundo desde otros mundos”.
Un mundo que muchas
veces, reside en nuestro interior. Como se vislumbra en el film “Humano, más
que humano”: “te perdono y te pido perdón”, respuesta que recibe el joven
protagonista del chamán quechua, en su búsqueda iniciática de la esencia
humana.
Termino con frases
de “Yo soy José Mujica…” de Lucía Wainberg quien subtitula su obra con “El
poder está en el corazón”.
“La libertad es
tener tiempo para vivirla”
“La Democracia, es sentir el intenso placer de
vivir la vida”.
“Tenemos que volver
a la madre, pilar de la educación de los niños. Jubilar a las madres con hijos
pequeños para que puedan abrigar sus primeros pasos”.
Frases reflexivas de
“Yo soy José Mujica”, pronunciadas en discursos públicos y privados, encarnan
el espíritu de la mayoría de las obras de la gran muestra. Un espacio ideal
para la reflexión sobre los temas que nos atañen y que deberíamos pensar y practicar
cada día.
por José Osvaldo Antequera.